Descripción
El estrés diario tiene un impacto negativo en nuestra piel. El cortisol, la hormona que se libera como respuesta al estrés, descompone las fibras de colágeno y elastina, acelerando el envejecimiento cutáneo: pérdida de elasticidad, aparición de arrugas y líneas de expresión, falta de luminosidad, tono apagado y manchas.